Sangre, se
podría decir que ese es libro de mi vida desde hace unos días, y
como sinopsis el dolor sería la palabra más adecuada, la verdad es
que no tengo queja de mi vida, tengo todo lo que un chico de mi edad
podría tener. Tengo tanto dinero como para poder encender la
chimenea todos los días con billetes de quinientos dolares, tengo
buenos amigos, y una familia que en la medida de lo posible se
preocupa por lo menos de que este vivo, pero hace dos semanas se
podría decir que comenzó mi bendición y mi calvario, siempre me he
basado en la matemáticas y la física para explicarlo todo ya que
digamos que mi mente piensa de forma numérica pero lo que ocurrió
hace dos semanas soy incapaz de traducirlo a números y formulas
coherentes. Aun lo recuerdo como si estuviera ahí, solo tengo que
cerrar los ojos para volver al mismo escenario.
Voy en mi
porsche, acabo de discutir con mi hermano mayor como de costumbre y
tengo que desahogarme, así que simplemente acelero hasta los
doscientos, y me siento tan bien, mi corazón late tan rápido y
manda tales cantidades de adrenalina a todo mi cuerpo que me hace
sentir vivo, tan vivo como nunca me he sentido, respiro hondo y
siento como mis pulmones se llenan en décimas de segundos o menos. A
mi lado mi mejor amigos Jake que da gritos de felicidad a la vez que
abre los brazos de pan en par. Pero entonces ocurre algo que no
enraba en nuestro planes, una furgoneta que va también a gran
velocidad sale de la calle que estamos apunto de pasar y antes
siquiera de que mis reflejos piensen en pisar el freno ya hemos
colisionado con la furgoneta. Y aparir de ese momento es todo tan
rápido mi cuerpo y el de Jake sale despedidos por el aire, volamos
varios metro y aterrizamos sobre el frio asfalto, cuando mi cuerpo
cae al suelo siento como cientos de mis huesos se fracturan, siento
como el asfalto quema mi piel y la destroza como si fuera mantequilla
llegando incluso a pulir el hueso, el dolor es tan grande que ni
siquiera puedo gritar de dolor, pero antes de terminar de arrastrarme
por el suelo soy capaz de girar la cabeza y cuando veo a Jake, se que
el a diferencia de mi murió en el primer golpe, su cabeza tiene
clavada un gran trozo de chapa del coche. Cuando al fin dejo de ser
arrastrado solo me quedo tirado en el suelo, tengo tanto dolor que ya
ni lo noto, lo que si noto es como mi sangre va saliendo de mi cuerpo
como un grifo abierto a plena potencia. Poco a poco mis ojos se van
cerrando en contra de mi voluntad, dejo de respirar y a los pocos
minutos mi corazón se para, pero yo sigo pensando. De repente abro
los ojos, todo cuanto veo son luces personas que me rodean de forma
agobiante y destellos rojos, azules y blancos. Durante bastante
tiempo mi memoria parece haberse borrado, no soy capaz de recordar
que ha pasado, solo siento dolor y frio, de una manera exagerada y
brutal. Quiero moverme, quiero alejar a toda esa gente de allí, pero
cuando parece que soy capaz de tener las fuerzas para hacerlo, un
dolor me recorre por dentro y no soy capaz de mantener la
consciencia.
Cuando abro
los ojos me encuentro y una agobiante sala completamente blanca de
muebles blancos, tumbado en una cama de sábanas blancas en donde la
bolsa de sangre que esta conectada a mi brazo destaca de una manera
absolutamente tétrica, la cabeza me duele como si hubieran reventado
una bomba dentro de ella y para mi asombro estoy atado de pies y
manos, y junto a mi mi abuelo Petter y mi hermano Liam
- ¿Donde estoy?- Y si, eso es lo único que soy capaz de vocalizar, pero en cuanto lo hago, Liam y mi abuelo se levantan de golpe como si debajo de los asientos de sus sillas hubiera un resorte y hubieran sido empujados
- Nethan- dice Liam abrazándome de forma estrangularte a la ves que yo me pregunto que ha pasado solo recuerdo haber cerrado los ojos para abrirlos continuación
- Hijo.... deja a tu hermano respirar, y vigilare voy a llamar a las enfermeras- Dice mi abuelo dándome un beso en la cabeza
- ¿Que ha pasado?
- Pues...
- ¡Liam!
- Te chocaste con una furgoneta en la que viajaban cuatro pasajeros más el conductor, solo sobreviviste tu, y llevas dos meses en coma... Lo médicos te dieron muy mal pronostico- En cuanto Liam me dice eso a la cabeza se me viene la imagen de Jake, y cuando comprendo que esta muerto estoces no puedo evitar llorar
- Entonces Jake- digo llorando
- No Nate, Jake no ha sobre...- y el pequeño no puede seguir hablándome y solo me abraza, por que aunque Jake no fuera de nuestra familia al morir su padre mi madre le dijo a su madre que se fueran a vivir con ellos y desde eses momento eran uno más
La sala no
tarda mucho en llenarse de médicos que les piden a mi abuelo y
hermano que se salgan de la habitación y comienzan a hacerme
preguntas que respondo con lo primero que se me viene a la cabeza,
ahora lo único en lo que puedo pesar es en el hecho de que soy el
asesino de mi mejor amigo. Es tan agobiante, me hay enfermeras
pinchándome en los brazos, médicos examinándome los ojos,los oídos
y escultandome, mientras otros me preguntan, así que me quedo
quieto, alejo al que me revisa la vista, despumes al que me revisa el
oído y por último al que esculta, me incorporo como mejor puedo y
digo
- Le agradecería un poco de tranquilidad... me duele todo
- Pero como comprenderás muchacho nosotros solo...
- Comprendo lo que haya que comprender, pero necesito relajarme- Lo tres médicos se reúnen hablan entre ellos y al rato salen sin decir nada, aunque las dos enfermeras siguen pinchándome, pero supongo que ese sera un mal que deberé de soportar
Y como
diría mi abuelo, paso de Guatemala a wuatepeor, por la puerta
entran mis padres, mis cinco hermanos,mis abuelos maternos y
paternos, algunos de mis primos y mejores amigos, en otras palabras.
Cuando salgo
de mi pensamiento, me doy cuenta que Dolor y sangre son las dos
mejores palabras que describen mi vida en estos momentos. Aun soy
incapaz de siquiera estar en la misma sala que la madre de Jake sin
derrumbarme emocionalmente, y el simple hecho de ducharme se ha
convertido en mi pesadilla personal, no es que antes de accidente
tuviera un cuerpo de ensueño, pero lo suficientemente bueno como
para ser el capitán del equipo de waterpolo, ahora ni siquiera soy
capaz de mirar mi propio cuerpo. La forma de lo que es mi pecho y
abdominales se mantiene pero la piel es una gran quemadura que llega
hasta el cuello, de ahí mi eterna obsesión por llevar bufanda, por
suerte mi cara no esta afectada, ademas uno de mis brazos presenta
una gran cicatriz que lo recorre desde el hombro hasta la muñeca que
fue por donde el hueso atravesó a la carne, aparte de eso alguna que
otra cicatriz más y el temor a no poder tocar un volante,puedo ir en
la parte de atrás, pero no conducir.
Hoy es el
primer día de instituto, y sinceramente estoy deseando llegar, no
solo por poder al fin volver a la rutina para internar olvidar todo
esto, si no para poder estar con mis amigos en un lugar donde mis
padres no tengan cámara de vigilancia. El trayecto se hace más
largo de lo que recordaba, aunque la verdad no recuerdo haber ido
nunca al instituto en el asiento de atrás así que quizás sea por
eso, en cuanto llegamos y el coche se detiene mi corazón comienza a
latir muy rápido y no puedo evitar volver a sentir la sensación que
sentía cuando iba acelerando, entonces me quedo atrancado, no puedo
hablar ni moverme, y cuando estoy apunto de decirle al conductor que
arranque, ya que no puedo bajarme, la puerta e abre y por ella se
asoma July, sus ojos verdes como siempre contrastan con pelo rojo
casi granate, solo le hace falta una mirada para saber que me pasa y
antes de que pueda pronunciar palabra me agarra de la muñeca y me
saca del coche como si fuera un muñeco de un simple tirón.
Nada más
salir del coche ocurre lo que yo más me temía, todo el mundo me
mira, algunas miradas son de cariño, de “me alegro de volver a
verte” y otras las provenientes de los amigos de Jake son de odio,
de “Tenias que haber muerto tu”
- ¿En serio vas a dejar que esos idiotas te influyan?
- La verdad es que lo había pensado
- Mira Nate, si hubieras dejado que la gente te influyera no habrías llegado donde llegaste, eras el chico más popular del instituto
- Si y tal vez si no hubiera llegado donde llegue ahora mi mejor amigo seguiría vivo y estría entrando con nosotros
- Eso ya es pasado
- No para ellos- digo moviendo la cabeza hacía el frente
- Me da igual, no pienso ir el primer día de nuestro último a clase sola, así que no tienes opción- dice apretando el puño a la vez que sonríe
- Lo siento July, pero creo que la risa murió en ese accidente por mi
El día pasa
más rápido de lo que me espero, y a lo largo de este por todos los
lados a los que voy la gente no me quita el ojo de encima, hoy yo soy
su atracción personal, aunque sinceramente me esperaba cosas peores.
Solo queda una clase para acabar, yo estoy en mi taquilla guardando
los libros, y cuando me dispongo a cerrarla ocurren dos cosas a la
vez, mi equipo del cual yo soy, o mejor dicho era capitán pasa por
mi lado y ninguno de ellos me mira siquiera, mi cabeza va siguiendo
su camino esperando a que se giren todos de golpe y todo haya sido
una broma, pero cuando al fondo del pasillo veo a Verónica
acercándose hacía mi, algo por dentro parece estrujarme el corazón,
me inunda un intenso malestar, se me empieza a nublar la vista y no
tarda mucho en aparecer las nauseas, quiero salir de ahí, ya que el
pasillo ya esta vacío y solo quedamos nosotros dos, pero soy incapaz
de dar un paso hacía adelante, y cuando me quiero dar cuenta
Verónica, cuyos ojos violetas claros idénticos a los de su hermano
Jake me miran directamente, se pare frente a mi. En ese momento mis
piernas fallan y me derrumbo sombre si mismo, mientras Verónica se
sienta en el suelo frente a mi, yo solo puedo mirar al frente con la
mirada perdida, y antes siquiera de que la chica abra la boca me
derrumbo psicológicamente, comienzo a llorar y al poco a hablar
- Yo...yo lo siento, no quería que le pasara nada, te lo juro, yo....yo....tendría que haber sido yo el que hubiera muerto, el se merecía mucho más que yo estar aquí, tenia más cosas por la que luchar... Y ahora yo soy su asesino... ...Lo sien- Pero no me deja terminar Verónica me abraza, me abraza muy fuerte y llora junto a mi
- No pasa nada Nate, yo, y creo que soy la única que piensa así, sé que no querías que pasara esto, al igual que se que el era como un hermano más. Solo quiero que sepas que para mi tu tiene la misma culpa que él
- Lo siento, yo... yo no puedo hacer esto, no aun- digo levantándome del suelo y saliendo corriendo en dirección contraria
Ahora mi
mente solo puede pensar en él, Jake, el la única palabra que se me
viene a la mente, estoy en el baño, solo llorando y tan metido en mi
mismo que el fin de las clases acaban en un periodo que para mi han
sido segundo. Me levanto y salgo del baño para meterme en los
colapsados pasillos en donde andar supone el reto de ir esquivando
constantemente a gente, pero yo voy tan sumido en mi mente, que mi
cuerpo parece hacer eso por mi, necesito quitarme su nombre de la
cabeza y en un lugar donde todo me recuerda a él, es algo que se me
hace imposible, así que voy al único lugar en el que por lo menos
su recuerdo no será una tortura, a la piscina, yo no me doy cuenta,
ni siquiera soy totalmente consciente de lo que hago así que no veo
ni a Liam ni a Sussanne, mis dos hermanos pequeños que me llaman,
como tampoco veo a Sam ni a Tommy, mi mente ha fichado como único
propósito la piscina.
En cuanto
entro, mi mente se remonta a cuando nos quedábamos el grupo: Sam,
Tommy, July, él y yo para entrenar en diferentes modalidades, le veo
correr junto a mi o junto a July, y le veo reírse, y aunque es menos
atormentarte que verle volar por los aires con una chapa clavada en
el cráneo, sigue siendo demasiado duro, empiezo a andar hacía
adelante mientras me voy quitando la ropa. Cuando llego a las
escaleras de el tripolino, solo me quedan los pantalones cortos.
Comienzo a escalar bajo los gritos de mis hermanos y mis amigos, y
haciendo caso omiso a sus voces llego hasta los treinta metros de
altura, mi modalidad de salto y que tantas medallas de oro me ha dado
en campeonatos que se han celebrado en ese mismo lugar, el único
acondicionado en todo la ciudad y alrededores. Abajo la voz de July
se suma a los gritos después de que Liam y Sussanne les cuenten que
el medico dijo que no podría volver a hacer ese tipo de cosas nunca
más, que sus huesos eran débiles y se romperían como se rompe una
rama de árbol seca, que el simple hecho de nadar en waterpolo le
podría producir graves lesiones, y que el simple hecho de saltar
desde diez metros lo mataría.
De lo único
que llego a darme cuenta es que sus gritos llaman la atención de la
gente, que va entrando en la sala, y justo en el momento antes de
saltar me doy cuenta que esa parte esta casi llena, y los gritos
pasan de ser de cinco personas a incluirse las voces de múltiples
profesores y compañeros de otros años, las voces paran en un
momento en el que me hecho para atrás y la gente piensa que ya no
voy a saltar, pero tengo muy claro una cosa, saltar desde aquí ahora
mismo el lo único que puede hacer que su nombre se me olvide durante
unos pocos segundo y liberarme de esta pesada carga, se me ha pasado
por la cabeza que tal vez lo único que quiero es matarme, para así
dejar las cosas como debieron haber sido en un accidente de tal
magnitud, un accidente en el que no debería haber habido ningún
superviviente, y a la vez librarse de el peso de las miradas que me
culpaban y hacían la carga aun más pesada, librarme de las
continuos reproches pero en realidad de lo que quiero librarme es del
el dolor de tener las manos manchadas con la sangre de mi hermano, y
la única persona que jamas se había apartado de mi lado pasara lo
que pasara,librarme del peso de haberle pagado eso matándolo. Doy un
paso hacía adelante y salto, empiezo con el salto del ángel, hago
cuatro piruetas piruetas y entro en el agua de cabeza, en cuanto
entro en el agua, siento alivio en la mente pero dolor en el cuerpo,
mucho dolor en el cuerpo, estoy bajo el agua con los ojos abiertos y
por fin mi mente esta en blanco, estoy tan relajado que siento como
mi cuerpo se hunde y soy incapaz de salir a flote, aunque pensándolo
mejor puedo decir que no quiero salir a flote, por desgracia para
mi, Sam y Tommy están allí y no se lo piensan dos veces antes de
tirarse para sacarme a flote, y cuando están a punto de cogerme me
niego, ya que me he tirado yo , y se les ha metido en la cabeza que
tengo que salir y seguir vivo, lo haré por mis propios medios. Cundo
salgo todos me miran atónitos, pero cuando realmente me miran es
cuando ven mi mutilado cuerpo. No me gusta que me miren, y ahora
mucho menos, pero me lo tomo como mi penitencia por lo que he hecho.
Salgo lo más
rápido que puedo de ese lugar mirando al suelo, por que por fin he
logrado no pensar en anda y no quiero que ninguna mirada me lo
estropee, aun así según ando la gente se abre para dejarme paso,
atónitas mirando mi mutilado cuerpo mientras yo maldigo por mis
adentros el hecho de que me hayan sacado de esa piscina. Soy el
primero en llegar al coche, después llega Sussanne que se sienta a
mi derecha y comienza a regañare, y creerme la escena resulta muy
ridícula sabiendo que yo soy el mayor, pero no queda hay, la pequeña
comienza a hacer preguntas, preguntas que sin darse cuenta van
rasgando mi corazón más de lo que ya esta. Todos creen que saben
como me siento, que con hacer preguntas preguntas estúpidas podrán
hacerme llegar a una solución emocional, creen que el simple hecho
de estar todo el día recordándome el peores momento de mi vida
lograran que el dolor se vaya, tal vez quieren hacer que el dolor sea
tan cotidiano y normal que no duela, pero lo único que hacen es
clavar cada día el puñal un poco más adentro. Al rato entra Liam,
y aun siendo el más pequeño de la casa, parece ser el más
inteligente y comprensivo, el no me regaña, no habla sobre ese día
y sobretodo, nunca pregunta como estoy por que lo sabe con el simple
hecho de mirarme a la cara. Nada más entrar en el coche se apega a
mi, apoya su cabeza contra mi hombro y la acurruca sobre mi cuello, y
sinceramente esa es la única cosa buena del día. Liam tiene 12
años, pero el no aparenta su edad, su físico es de un chico de 14,
pero en cuanto a su mente, el no es para nada como yo a su edad, yo a
esas edad edad era un tigre con veneno en los dientes , aprovechaba
cualquier cosa para subir y sinceramente me daba igual pisotear a la
gente siempre que no fueran mis amigos, puedo decir que nunca he
pegado ni me he reído de nadie, es más lo he defendido, por el
simple hecho de que no soportaría que me lo hicieran a mi, pero
siempre he tenido un carácter bastante superior, Liam es totalmente
diferente, el aun es un alma pura e inocente, no busca la fama igual
que no conoce la envidia, el odio, la crueldad ni ambición, es un
encanto una dulcamara, alguien a quien merece la pena conocer y de
quien me siento orgulloso de ser su hermano mayor, y el único al que
por el momento nadie odia.
Al día
siguiente mis padres se empeñan en que no vaya al instituto y antes
de que quiera darme cuenta entra por la puerta un hombre al que no
conozco de nada y que resulta será mi psicólogo hasta finales de
año. En la primera sesión el hombre se sienta frente a mi, su
aspecto resulta tetricamente extraño, tiene la cara chupada y
pálida, el pelo completamente alborotado y la mirada perdida,
grandes ojeras y marcas de pinchazos en el brazo. La primera prueba
que me hace es la típica de las figuras de tinta, en donde descubro
que según ese señor tengo un trastorno obsesivo compulsivo por la
riqueza y donde averiguo que otras dos cosas más, la primera es que
ha intentado dárselas de psicólogo y solo ha comprendido mal lo que
quiera que mis padres le hayan contado sobre mi, la segunda es que
ese hombre posiblemente esta mucho mas trastornado que yo y con
bastante probabilidad sea un farsante que solo busca dinero para
financiarse las drogas. Me levanto de la silla y el hombre me mira
con una cara que sinceramente me obliga a sentarme de nuevo, cuando
me quiero dar cuanta estar hurgando en su manda y veo que asoma una
aguja, el hombre se levanta y empieza a dar vueltas por la casa,
cuando le veo la intención de dar una vuelta sobre mis espaldas,
empiezo a comprender para que quiere ese jeringuilla, no se muy bien
si es para drogarme y hacer ver a mis padres lo mal que estoy o
simplemente quiere raptarme. El hombre da un salto brusco sobre mi y
mi reacción es inmediata, agarra la mano de ese hombre con la aguja
rozándome la piel del cuello. Es muy fuerte, mucho más de lo que
nunca hubiera jurado, tan fuerte que ya casi soy capaz de mantener la
aguja alejada de mi cuello y su cobertura comienza a clavarse en este
a la par que al hombre se le enciende una sonrisa demoníaca, una
sonrisa de esas que solo salen en las películas y que a todo el
mundo le perecen demasiado fingidas, pero esta sonrisa no es fingida
y algo me dice que encierra más que maldad.
Me temo que
soy incapaz de mantener esa aguja alejada de mi cuello, y mucho me
temo que ese dolor que siento ahora mismo es el liquido entrando a mi
torrente sanguíneo y en cuando todo todo el liquido esta dentro de
mi me suelta, y mientras todo cuanto veo comienza a dar vuelas como
si el mundo se hubiera vuelto loco y todo girara de un lado a otro,
el hombre se mueve por la sala hablando con esa voz maléfica, áspera
y ronca, pero aun así una voz que tiene cierto tono hipnotizarte,
antes siquiera de que me de cuenta el hombre me arrastra por el suelo
como si fuera un animal recién cazado, me sube a su coche de un
empellón y me empuja dentro sin que yo tengo fuerzas siquiera para
parar el golpe que me doy contra la puerta del otro lado. Solo estoy
despierto durante más o menos un trayecto de cinco minutos, después
simplemente me duermo pensado que últimamente la sensación de
cerrar os ojos para aparecer luego en otro lugar se me empieza a
hacer natural.
Cuando
despierto, me encuentro en un sitio que estaría sumido en la
oscuridad de no ser por una ventana de sótano mal tapiada por la que
se filtran algunos rayos de lo que parece ser un sol de atardecer. Me
han metido en una jaula en la que apenas puedo moverme, los barrotes
de la jaula se me clavan en la espalda en donde tengo una de las
heridas que aun que parezca mentira aun no ha sanada, se me han
abierto algunas de las heridas del accidente las cuales el medico me
dijo que tuvieran cuidado con ellas durante los primeros años
después de curarse, lo que hace que este ligeramente bañado en
sangre, además me duelen las costillas por lo que algo me dice que
me han estado pateando o usando de saco de boxeo, tengo una sed de
mil demonios y los efectos de la medicina, para mi suerte aun no se
han pasado, por que algo me dice que cuando lo haga, estas heridas
que tanto sangran ahora serán un verdadero suplicio. Pero si se
piensa que me voy a quedar ahí quietecito hasta que me saquen los
oréganos, me rescaten o me cambien por una recompensa lo llevan bien
claro, ser el hijo de un militar tiene sus ventajas, entre ellas la
defensa personal y la supervivencia al límite, y creo que más
limite que esto me va a ser difícil encontrar, aunque ahora mismo mi
verdadero problema no es salir de esta jaula ni las heridas, es
cuantos tipos ahí fuera de esa puerta que es el única salida del
sótano.
Rebusco los
bajos de mis pantalones donde encuentro una pequeña cajita que no
llega ni al centímetro de grosos y que mi padre no obliga a llevar
siempre encima, en cuanto la abro de ella salen una pequeña ganzúa
y dos sobres, una cerilla y una aguja e hilo,la verdad es que me fue
muy útil para salir de prisión aquel día que me pillaron borracho,
solo que ahora no son policías los que están ahí afuera. Siempre
he sido bastante malo para soportar el dolor pero me coso como mejor
puedo y soportando de manera inhumana ese dolor, y después me tomo
uno de los sobres lo que hace que el dolor se apague, no mucho pero
que más puedo pedir, y salgo de esa jaula en menos que canta un
gallo, rebusco por la habitación en busca de algo que me pueda
servir pero lo único útil que encuentro es una botella vacía, y
como no se si me puede servir la cojo, me dirijo hacía las escaleras
y para mi bendita suerte que al fin me ayuda, esta abierta. Me asomo
ligeramente y veo dos cosas un pasillo que se divide en dos y al otro
lado una cocina con un tío sentado escuchando la radio, mi mejor
opción es la cocina. Si que es cierto que tengo miedo, pero eso no
me hacer dudar de mis pasos, al menos esto es algo mejor que el hecho
de que tu padre te deje con tu hermano mayor, con el cual te llevas
como perros y gatos, en medio de un bosque para que depredas a
sobrevivir.
El primer
hombre se lleva tal botellazo que cae al suelo como un peso muerto,
espero no haberlo matado, pero de haberlo hecho me da igual, ni
siquiera me paro a tomarle el pulso, me dirijo a los cajones y cuando
los abro me encuentro con buenos cuchillos que parecen estar muy bien
afilados, me guardo uno en el zapato me pongo dos más en el cinturón
y otros cuatro que cojo con las manos, en cuanto me giro lo veo allí
de pie, al parecer se dirigía al sótano, pero supongo que su
sonrisa fingida es por el simple hecho de que no esperaba verme allí,
da unos pasos hacía adelante y me dice
- Chico suelta eso... alguien podría salir herido- a la vez que se agacha para comprobar que su compañero sigue vivo, sus ojos ahora usas gafas pero esa sonrisa y cara maléfica sigue siendo la misma que la que me inyecto aquella cosa que fuera lo que fuera me dejo K.O durante un buen rato
Casí al
instante se levanta y me mira, pensado que solo ha sido el impulso de
un niño tonto y que lo más seguro es que no sepa usa un arma, para
su mala suerte, se equivoca y en cuando le veo que va a gritar lanzo
un cuchillo que corta su garganta de forma limpia, después me llevo
el dedo indice a la boca en señal de silencio, y supongo que es lo
último que ve antes de morir ahogado por su propia sangre, el ruido
del cuchillo al caer al suelo alerta a una mujer que baja de arriba y
en cuando ve el charco del sangre que ha formado mi secuestrador, da
un grito, en ese momento se que comienza la acción.
De el piso
de arriba bajan dos osos, uno con una escopeta y el otro con las
manos vacías de inmediato el de la escopeta me dispara, lo esquivo a
duras penas y uso el cuerpo de el hombre al cual le golpee con la
pistola de escudo contra el segundo cartucho, en cuando escucho la
pistola abrirse para ser cargada tiro al hombre al suelo me pongo de
pie y lazo dos cuchillos al aire, uno se clava en el cráneo del de
la escopeta, el otro se desvía un poco y solo le hace un corte en la
cara al que va con las manos vacías, mi tercer cuchillo va hacia la
ventana, la cual se rompe en mil pedazos y por la que yo salgo con de
un solo salto. Es casi de noche y el barrio parece uno de esos
barrios en el que los tiros y los disturbios son parte de la vida
cotidiana por que detrás mía llevo a dos tíos que corren mucho y
están a punto de alcanzarme pues mis heridas hacen que mi ritmo de
carrera sea altamente bajo.
Y cuando voy
a girar siento un gran golpe en mi espalda que me derriva pero por
suerte soy lo suficientemente rápido como para no dejar que esa mole
caiga encima mía, lo más rápido que puedo me incorporo, saco el
cuchillo escondido en mi zapato con una mano y con la otra uno del
pantalón y los hinco una, dos, tres cuatro y hasta cinco veces en su
vientre, después pongo el mango de un cuchillo apoyado sobre mi
pulgar y de un golpe seco le corto el cuello, el otro resulta más
difícil solo a simple vista, es esbelto y parece muy radio. Así que
aunque sea en desventaja para el por ue yo voy a pelear armado, yo
estoy herido, heridas que además están haciendo mella en mi
rendimiento, pongo en mi mano izquierda dos cuchillos de forma que
hago un cuchillo doble y en la derecha un cuchillo simple, en tres
simple movimientos se las apaña para desarmarme, pero no se espera
que me agarre de su cuello, haga girar todo mi cuerpo sobre el suyo y
me las apañe para engancharme con las piernas a su cuello y con un
brusco movimiento de manos rompa su cuello.
Cuando acabo
me tengo que tumbar en el suelo por que no puedo más, nunca había
matado antes a nadie, y no me consideró ni me considerada un
asesino, pero no pensaba que hacer una barbarie como la que acabo de
hacer me dejara tan tranquilo, tan bien, que quitara las cargas de
estos últimos meses e hiciera que durante un buen rato el nombre de
Jake no asomara en mi cabeza, no pensaba que esto me haría sentir
bien. Así que ¿se supone que debo de considerarme un asesino, un
criminal por sentirme bien matando? o solo me siento bien por que por
primera vez en mucho tiempo he conseguí hacer algo por mi mismo, y
he utilizado las cosas que mi padre me enseño para quitar del medio
a una panda de asesinos, y por que por fin comprendo algo, comprendo
lo que mis amigos y familia querían decirme, que la gente que te
importa se van de tu vida pero tu tienes que seguir viviendo,
sobrevivir a este mundo en honor a ellos y para que su sacrificio no
haya sido en vano, para que tus actos sean agradecimiento a todo lo
que hicieron por ti y todo lo que te dieron mientras estuvieron
vivos, que vale la pena vivir, aunque solo sea por no hacerles de
menos y para que se sientan orgullosos de ti, por que estoy muy
seguro que si le contara esto a Jake me aplaudiría y diría “ Ahí
estamos con dos huevos, que se jodan esos hijos de puta que te
intentaron rapta, que sepan quien es mi amigo”